sábado, 24 de marzo de 2007

ORIENTACIÓN EDUCACIONAL Y EDUCACION INTEGRAL



Cuál es el fin de la educación...qué alumnos queremos formar...a dónde y cómo orientar el proceso educativo y a las personas que en el participan...?, entre muchas otras, son preguntas que han acompañado toda la historia de la educación. El desarrollo de sus respuestas ha sido múltiple. Desde la educación misma, como de fuera de ella se han propuesto y aplicado diversas salidas. Hacia dónde se orienta la educación, en cuanto situación dinámica, es una interrogante siempre válida.
La problemática anterior es una cuestión que debe enfrentar no sólo la sociedad en general, sino también, y con mayor propiedad, todas las disciplinas sumidas en el campo de las Ciencias de la Educación.
A esto último no escapa la Orientación Educacional; ella, con interés y rigor, debe hacer suya esta temática. La Orientación Educacional, si pretende validarse y servir a los sujetos que participan en el proceso educativo intentará entonces buscar una salida a este cuestionamiento.
Con el fin de iniciar posibles atisbos de respuestas, es que deseo reflexionar sobre este desafío.
"La Orientación es un proceso consustancial a la Educación", se afirma en la Circular N° 600, del 18 de Febrero de 1991, del MINEDUC. En otras palabras, la Orientación es de la misma sustancia, naturaleza o esencia que la Educación. La Orientación como la Educación, en cuanto participan de un mismo proceso, comparten objetivos y se necesitan recíprocamente. En ellas, se establece una relación dialógica.
A lo anterior, hay que sumar que la Orientación se erige como la que debe mediatizar y mostrar la dirección , sentido o fin del quehacer educativo: "Los principios (de la orientación) aparecen organizados en torno a un postulado que los fundamenta y explica cuál es: considerar a la Orientación consustancial al proceso educativo, siendo dentro de este, el núcleo o hilo conductor".
Para poder cumplir con este desafío, la Orientación Educacional debe adentrarse en la pregunta clave: ¿Qué alumnos queremos formar?. Esto implica buscar claridad sobre quién es el alumno y quiénes son los que participan del proceso educativo. En último término, debe saber a quién desea educar, debe saber cuál es la visión de hombre, y por ende de alumno, más cercana a la naturaleza de la condición humana.
Desde este supuesto, toda praxis educativa tiene una forma de pensar al hombre, como sustento teórico que le da sentido y le imprime ciertas valoraciones. Si todo desarrollo educativo se fundamenta, entonces, desde una perspectiva filosófica o idea de hombre (antropología), esta fundamentación determina la dirección o sentido (orientación) de la actividad educativa, priorizando, por medio de su idea fuerza, sólo algunos aspectos en desmedro de una visión más totalizante de la realidad, del hombre y del quehacer educativo. De este modo,"... la educación puede fijarse fines que maximizen algunos aspectos y minimicen otros. Así, una educación proselitista, de tipo ideológico o religioso atenta contra el espíritu de una educación integral. Igualmente errática puede resultar una educación que maximice lo puramente científico-tecnológico en desmedro de otras importantes esferas o expresiones humanas. También una educación puramente competitiva-economicista atenta contra el espíritu de una educación genuinamente integral. Finalmente, perversa puede resultar también una educación de tipo positivo-reduccionista que atente contra las esferas o dimensiones de significado o sentido, ocultando aspectos genuinamente humano". Se concluye, por ende, que nos enfrentamos a un hombre y a una educación polarizados, sesgados e incompletos y a una Orientación Educacional unidireccional y parcial. Cualquier filosofía tiene el riesgo de ser parcial y excluyente.
No obstante lo anterior, frente a esta situación surge como posibilidad de respuesta a la cuestión de saber a quién se desea educar, de saber cuál es visión de hombre, y por ende de alumno, más fiel a la naturaleza de la condición humana, el pensar en un Humanismo Integral para una Educación Integral.
En la introducción al texto del MINEDUC, " Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios de la Educación Media", se establecen las Orientaciones sobre el conocimiento y el aprendizaje; en ellas se lee lo siguiente: "La orientación genérica del conjunto de la experiencia educativa, que luego se define como Formación General, es aquella que sea relevante para la vida integral de alumnos y alumnas, con independencia de sus opciones de egreso". En el mismo documento, en su capítulo I se lee lo que sigue: "La Formación General responde a las necesidades de un proceso de formación integral...". Dada tal orientación genérica, cabe preguntarse en qué consiste una formación o educación Integral.
Esta interrogante y perspectiva supone entender primero que "el hombre está abierto a infinitas posibilidades que le ofrece su humana naturaleza...". por tanto, se hace necesario, indagar, con mirada abierta, en la naturaleza de la condición humana. Muchas son las respuestas que, a lo largo de la historia, que se han elaborado para abordar esta cuestión. Pero, no basta con recogerlas y hacer una mezcla sintética. Estas ideas antropológicas deben responder a un criterio integrador y perfeccionador de lo que es, y puede llegar a ser, el hombre desde su naturaleza. De aquí que esta apertura a lo antropológico, está llamada a recoger todo aquello que dignifique, plenifique y enaltezca la condición humana.
Al constatar que "...el niño entero va a la escuela" (Knapp), necesariamente el proceso educativo requiere para que deje de ser sesgado, que la Orientación Educacional enfrente el desafío de fundarse en un humanismo integral donde se asuma, abierta y críticamente, bajo esta visión totalizante todo aquello que se descubre como naturalmente humano y humanizante: "El humanismo integral se constituye como tal en la medida en que sabe subsumir los aspectos universales que plantea cada concepción filosófica que sustenta un determinado humanismo; pero, sabe también integrar aspectos válidos de cada uno de ellos. Sin caer en un eclecticismo contradictorio, por la naturaleza propia de estas concepciones, el humanismo integral debe saber rescatar una idea adecuada del mundo, del hombre y de su fin o debe asumir una cosmovisión que deje abierta la posibilidad indagativa de la naturaleza en la cual el mismo se incluye. Un humanismo integral concebido de esta forma debe, por otra parte saber limitar los aspectos privativos y limitativos de concepciones humanistas específicas".